El clásico del río Congo entre Congo-Brazzaville y Congo-Kinshasa ha cumplido con sus promesas emocionales y deportivas, a pesar de la fuerte lluvia que cayó esta tarde en Brazzaville. Los dos equipos se empataron 1-1. Kabongo abrió el marcador para los visitantes (22 ), antes de que Bifouma reestableciera la igualdad cuatro minutos después.
Esta mañana, Brazzaville, la capital del Congo, parecía una
ciudad en estado de guerra, con vehículos de la policía militar que patrullaban
todos los sectores. De hecho, el clásico que se jugaba esta tarde entre los dos
vecinos era el partido de todos los peligros. Más allá de una simple pelota, se
jugaban las dimensiones diplomáticas, políticas y culturales entre las dos naciones
que comparten el mismo río y el nombre. Por lo tanto, las instrucciones de las
autoridades de Brazzaville fueron estrictas: no permitir que las multitudes se
reúnan mucho tiempo.
El ambiente en el estadio 3 horas antes del partido. |
Cuatro horas antes del partido, el estadio Alphonse
Massamba-Debat ya estaba lleno y más de 15 mil fanáticos se quedaron fuera sin
posibilidad de ver el partido aunque sea en las pantallas gigantes. Para evitar
problemas, la policía los dispersó lejos de las postmetrías del estadio. En la
ciudad había mucha gente en las calles, la tensión era muy fuerte y visible. Los comerciantes comenzaron a cerrar
sus negocios alrededor del mediodía. Es que el país está viviendo una
crisis financiera y social de proporciones increíbles, por lo que se esperaba
que después del partido haya disturbios y saqueos.
Sin embargo, en el minuto 24 del partido, justo despúes que
la RD Congo abriera el marcador, empezó a llover un aguacero tremendo. Muchos
en Brazzaville dicen que esa lluvia fue mística porque empezó en un momento en
que el partido estaba a sentido único al dominio de los visitantes. Dos minutos
después que empezó la lluvia Thievy Bifouma empató con un cabezazo y de allí
para allá los locales tomaron el dominio completo del partido bajo la lluvia.
Al terminar el primer tiempo, el partido fue interrumpido durante 40 minutos
para dejar que los recoge pelotas sacaran el agua de la cancha sintética con
cubos y carretillas.
Los fanáticos que se quedaron fuera del Clásico. |
Esa lluvia no solo le benefició al partido, sino también le
salvó a la ciudad de Brazzaville porque culturalmente los congos detestan la
lluvia. Cuando llueve fuerte las gentes no van al trabajo y eso es normal. Así
que la multitud de los fanáticos que andaban en las calles se fueron a casa a
ver el partido. Los que ya estaban en el estadio aceptaron mojarse y de repente
tomaron el partido como una escena de espectáculo más y los ánimos tendidos se
enfriaron. Durante los 40 minutos de incertidumbre sobre si se iba a reanudar
el partido, los aficionados se pusieron a cantar y a bailar. Al final del
partido todo salió bien, los fanáticos fueron satisfechos del espectáculo
brindado por los dos equipos y no hubo disturbios en la ciudad tal como se
adelantaban en las redes sociales.
Se cree que esa lluvia que vino para arruinar al clásico del
río Congo, en realidad fue regalo del Rey Makoko, el antiguo soberano del Reino
Téké.